martes, 22 de marzo de 2011

Soba de Alan Coton


Los detalles documentales


Entre la fantasía, cine de denuncia, documental y drama, transcurre Soba, que quizá por su origen independiente (al menos del gobierno) tiene que ahorrar en recursos. Aquí es donde se ve el valor de un guionista de planta que quizá fue lo primero en lo que se ahorro, considerando que un director puede hacer las veces de guinista. Pues con esto se les fueron algunos aspectos de documentación sobre el sistema penal en Méjico, si bien pudieron manejar el desarrollo “en algún lugar del planeta tierra”, en cuyo caso no existirían esos problemas, se fueron por una versión más “denuncista” que convirtió parte de la trama en imprecisiones , por ejemplo al policía que castigarán con un descenso laboral de una corporación policiaca a otra por haber matado a un torturado, alguien le podrá decir que no se apure, pues laboralmente es imposible que si trabaja como ministerial del presupuesto del poder judicial no lo podrán descender a policía de seguridad pública que depende del ejecutivo local. Es como si a un empleado de Telcel lo castigaran mandándolo a Iusacel. Eso se lo podrían decir sus abogados laborales. Esa misma mescolanza que hace la cinta en lo que a burocracias se refiere, se traslada al campo de los defectos de cada corporación. Confunde los defectos de una con los de otra. Eso no pasará en las virtudes por la sencilla razón de que las virtudes no existen. Por ejemplo, la policía que ha tenido denuncias por tortura o violaciones múltiples no es la preventiva si no la policía ministerial o incluso la de seguridad pública. Si ha habido violaciones de policías preventivos a mujeres, pero hasta las noticias a mi alcance, nunca han sido múltiples ni en funciones. Resulta muy ilógico que los policías preventivos cometan ese tipo de actos, primero porque tienen una esfera de acción muy limitada que no ha permitido, afortunadamente que su corrupción tome matices tan violentos. La falta de acceso al poder sobre “targets” económicos, los aisla en alguna medida del mercado de la corrupción directa. La realidad puede ser peor, pero no es exactamente como la presenta la película. Al igual, tiene varios detalles donde observamos que faltó que pasaran los guiones por un filtro asesor. Detalles muy pequeños que no desmerecen la cinta pero que sí impiden que sea vista como cine de denuncia. Otro es el caso del “pareja” que se baja en cualquier lugar ya para irse a su casa “aprovechando que están cerca”, como si no tuvieran que llegar los policías al cuartel antes de irse a su casa. Encima de todo, otro asunto que llama la atención es la nula presencia de pruebas. En un caso como este, se debieron haber sacado pruebas ginecológicas para determinar el origen de la violación. La familia del torturado asesinado, sin ningún problema podría demostrar el origen de esa muerte y acreditar tortura.

La historia

Un policía torturador mata durante la sesión de tortura a un interrogado por lo que su jefe lo descienden de puesto en la forma que habíamos comentado.

Una adolescente vive ahora con su padrastro a quien constantemente busca seducir como parte de su búsqueda sexual, el padrastro opone resistencia en repetidas veces, pero en una ocasión es castigada en la secundaria por haberse mojado y enviada temprano a casa. La madre tiene ese mismo día una reunión con sus amigas hipócritas y chismosas. El padrastro es un desempleado crónico que está en la planta de arriba viendo tv. La niña se baña y seca sin ningún recato ante su padrastro como parte de su seducción fatal. Esta vez el padrastro no se puede resistir, pero la madre sube por algunas cosas, mientras las “amigas” se dedican a hablar más de ella, entendemos que arriba, encuentra el peor cuadro de su esposo con su hija. Baja de nuevo pero para tomar un cuchillo y subir de nuevo a hacerse justicia por puñal propio. La mujer mata a su marido y la hija escapa, la madre la persigue enloquecida con el cuchillo en mano y un policía la detiene de un balazo (lo cual normalmente tampoco ocurre en Méjico).

Eso le da oportunidad a la chica a huir de la muerte y deambula por la calle siendo confundida por prostituta unos policías preventivos la llevan a su “cuartel” y la violan repetidamente.

El policía torturador del principio ahora es policía de protección (cuestión fuera de la realidad como habíamos dicho) y ahora es copiloto en una patrulla. El jefe que lo ha descendido le encarga que encuentre a la chica para que puedan saber como ocurrieron las cosas o que declare. Esta parte no constituye un argumento suficiente para que alguien vaya a buscar a la chica, pues en la realidad hubiera sido no estrictamente necesaria la chica. Las huellas de la madre estarían en el cuchillo, así que al esposo no habría sido matado por la chica. Si alguno hubiera sobrevivido, sería necesario el testimonio de la chica para que la madre argumentara locura momentánea, pero de otro modo parece menos relevante de la importancia que le dan en la cinta.

El policía que ha sido descendido la encuentra en la “comandancia” de los preventivos y descubre que ha sido violada. Para no quemar la historia, vale la pena decir solamente que el policía ascendido tendrá que asumir parte de la culpa.

El valor de la cinta

Es una historia bien construida y que vale la pena ver, aun con los problemas de guion que hemos apuntado, por otro lado, el simple hecho de ser autoproducida le da valor doble en todo, prefiero ver una película con algunos problemas pero que no cuente las historias como quiere una institución que se cuenten, a una sin falta de recursos pero muy adaptada a los cánones.

La cinta se atreve a algo que casi nadie lo hace por ser políticamente incorrecto, asomarse a las entrañas de la persona abusada. Y no darla por inocente a toda costa. Casi todas las historias se asoman a las entrañas del abusador, el malo, pero en muchas ocasiones, en la realidad, parte del problema es la persona abusada. Así, se llega al mito fácil de que casi todos (hay hasta erstadísticas exactas) los abusados, devienen en abusadores. Sin embargo, la historia que muestra la cinta, es de un caso de abuso consentido, es decir, más bien sería estupro. Si bien está clarísima la culpabilidad del padrastro, eso no exime de culpa a la niña. En la película es la chica la que constantemente se está ofreciendo y acosando al padrastro. El padrastro no debe tener ojos para ella, y legalmente resulta el culpable por el marcaje de edades, pero la chica es la acosadora en esta historia. ¿No cabría preguntarse si algunos de los casos en los que el abusado deviene en abusador no son porque en sí el abusado es un acosador y es su estructura y destino? Es decir, creeríamos una segunda parte de esta historia, donde esta chica fuera abusadora. Cualquier ONG diría que el motivo es que fue abusada, sin embargo, el motivo habría sido porque siempre fue abusadora. Coincidiría en que ella fue acosadora de su padrastro.

Otro asunto en que esta cinta nos lleva a reflexionar es en el papel tan natural que juega la tortura en nuestro sistema jurídico. Esto no es extraño si sabemos que el sistema judicial mejicano proviene directamente de la inquisición española y de la iglesia católica, donde el acusado no debe saber de que se le acusa y así da más información. La tortura institucionalizada y como engranaje del sistema jurídico es común de las mentes psicópatas que bien pueden resolver las tramas como propone la cinta.

Donde se unen las dos historias, la de el torturador y la violada, es en una especie de síndrome de Estocolmo. La chica se enamora de uno igual a quien la violó. Pero ella siempre había buscado ser violada por el padrastro. El padrastro era un sustituto de un padre que a decir por los chismes de las amigas hipócritas de la madre, era un mal padre. Aquí el policía salvador es sustituto de policías violadores. De esta forma se tejen dos historias en una y dos puntos de vista en uno, sin complejos morales y mostrando la situación tal cual. Creo que ese es el valor de esta buena película.

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